Visitar Barcelona - Conocer Barcelona

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Visita Barcelona

Caminar por la Rambla arriba y abajo es todo un ritual que debe cumplirse. Es necesario impregnarse de su ambiente y admirar, desde Canaletes a Colón, los edificios que entroncan la Barcelona antigua con la modernidad como el Liceu y la Boqueria. Barcelona no sería Barcelona sin la Rambla. Un paseo, en definitiva, por la vida y la historia de la ciudad.

La Rambla nació con el inicio de la modernidad, cuando en 1766 se trazó un paseo a lo largo de la muralla medieval que transcurría por esta parte de Barcelona desde el siglo XIII. Y los barceloneses lo hicieron suyo enseguida. 1.200 metros de calle por donde pasa casi obligatoriamente todo aquél que visita Barcelona. En Barcelona, ciudad de calles estrechas y tortuosas, la Rambla constituía el único espacio apto para ver y ser visto y para recreo de todos los ciudadanos. Y realmente, al tratarse de un paseo céntrico, se daban cita allí todas las clases.

Las Ramblas



Poco a poco, los locales de ocio y cultura encontraron su lugar en La Rambla. A medida que desaparecían los conventos, en su lugar se instalaban floristas y quioscos. En esta Rambla se encuentra el Gran Teatre del Liceu, (la ópera barcelonesa), el Palau de la Virreina o el gran mercado de la Boquería. El torrente humano de artistas callejeros, turistas y ciudadanos que pasean por allí constituye un emocionante viaje por el microcosmos de esta Barcelona contemporánea.

Cuando la Rambla llega al mar, encontramos el Mirador de Colón, una oportunidad magnífica de admirar desde el aire esta arteria única de peatones.

Gaudí es un nombre asociado a Barcelona que merece ser conocido junto con sus mejores obras. Estas constituyen un tesoro de formas, ideas, símbolos y fantasía difícilmente superable. La obra gaudiniana que podemos visitar en Barcelona nos ayuda a entender el arquitecto con más renombre internacional que ha trabajado en la ciudad.
Mercado de la Boquería



En el centro del Eixample, en el Paseo de Gràcia, es donde encontramos las casas más vistosas y conocidas de Antoni Gaudí: la Casa Milà, la famosa Pedrera, de formas ondulantes que recuerdan las olas del mar. Más abajo, la Casa Batlló, metáfora de la leyenda de Sant Jordi. Los pasos de Gaudí nos acercan a su obra clave, la Sagrada Família, una biblia arquitectónica inacabada que se ha convertido en símbolo de Barcelona.

La Basílica de la Sagrada Família es la obra más conocida de Antoni Gaudí y se ha convertido en símbolo indiscutible de Barcelona. Extravagante, ambiciosa y polémica, esta moderna catedral, única en el mundo, está en proceso de construcción desde 1882, y se prevé que se acabe sobre el 2030.

La Sagrada Familia



En 1882 se colocó la primera piedra de esta basílica modernista, hoy en día todavía en construcción. Si bien al principio la Sagrada Família fue un proyecto encargado al arquitecto Francesc de Paula Villar, tan sólo un año después el joven Gaudí fue designado para continuar la obra, a la cuál se dedicó hasta el momento de su muerte en 1926. Gaudí acabó la cripta y la fachada lateral del Nacimiento, declaradas Patrimonio de la Humanidad. Las maquetas y dibujos conservados han permitido continuar las obras, financiadas desde su origen con la aportación de donaciones anónimas.

La Sagrada Família quiere ser una construcción simbólica, motivo por el cual tiene tres fachadas monumentales: la de levante, dedicada al Nacimiento de Cristo, la de poniente, dedicada a la Pasión y Muerte, y la de la Gloria, la mayor, dedicada a la fe religiosa. Las cuatro torres de cada fachada simbolizan, en conjunto, los doce apóstoles. Una torre cupular que coronará el ábside será el símbolo de la Madre de Dios, y las cuatro gran torres dedicadas a los evangelistas rodearán la aguja central que se levantará sobre el crucero y simbolizará al Salvador. Desde el interior de la basílica se puede subir a las torres, a pie o en ascensor, y contemplar la magnífica vista de Barcelona.

En el céntrico paseo de Gràcia de Barcelona, encontramos la Casa Milà o La Pedrera una unión entre fantasía y funcionalidad que convierten esta obra arquitectónica en una visita indispensable. Es aquí donde Antoni Gaudí culminó su carrera, concibiendo un edificio modernista y adecuado a las nuevas necesidades sociales, sin olvidar nunca su fuente de inspiración principal: la naturaleza y las formas orgánicas.

Casa Milá (La Pedrera)



El encargo de Pere Milà de construir un edificio de viviendas dio la oportunidad a Antoni Gaudí, entre 1906 y 1912, de hacer realidad una de sus obras más completas. Ocupando todo un chaflán del paseo de Gràcia de Barcelona, el arquitecto levantó un edificio de estilo modernista sorprendente, organizado alrededor de dos patios interiores que proporcionan ventilación y luz a los pisos. El protagonismo de las formas curvas y sinuosas en la Pedrera es rotundo, tanto en el exterior como en el interior. La fachada de la Casa Milà es el mar en movimiento, donde las oleadas juegan con las algas de hierro forjado que sirven de reja a los balcones. Los grandes bloques de piedra son una clase de piel que recubre el esqueleto de un edificio liberado de paredes de carga.

La Pedrera es, de hecho, el apodo despectivo con el que fue bautizada popularmente la casa por los habitantes de una Barcelona que quedaron boquiabiertos ante las modernas formas gaudinianas. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1984, la Casa Milà, propiedad ahora de Catalunya Caixa, te permite visitar tres espacios: unas buhardillas de ensueño, estructuradas a base de arcos catenarios de ladrillo; la azotea, donde las chimeneas recuerdan las siluetas de guerreros entre las dunas del desierto, y finalmente un piso de época.

Casa Batlló



El color y la fantasía de la Casa Batlló cautiva a los peatones del paseo de Gràcia. En pleno corazón de esta elegante calle y en continua disputa con las vecinas casas Amatller y Lleó Morera, la obra de Gaudí manifiesta el esplendor de un arquitecto que trabajó aquí con total libertad creativa, Antoni Gaudí.

El arquitecto Antoni Gaudí aprovechó la reforma de un edificio del Passeig de Gràcia de Barcelona de 1875 para hacer una de sus obras más atrevidas. El esfuerzo imaginativo de Gaudí es clave en la dirección del proyecto, como lo es el trabajo decorativo de los artesanos que colaboraron, entre 1904 y 1906. Una sencilla ojeada da lugar a múltiples interpretaciones. Los círculos policromados de cerámica vidriada y fragmentos en quebradizo (“trencadís”) de vidrios de colores, colocados con precisión, dibujan flores y nenúfares y juegan con los reflejos de la luz del sol. Este gran cuadro impresionista es visto a veces como la superficie del mar ondulante en medio del Passeig de Gràcia.

En el primer piso de la Casa Batlló, un gran balcón de piedra arenosa deja ver la elegante planta noble, mientras que los otros pisos muestran balcones con forma de máscaras. Y en lo alto, una piel escamada de cerámica y una torre encabezada por una cruz de cuatro brazos, podría recordar la leyenda de Sant Jordi con el dragón. En el interior de la Casa Batlló, la visita te descubre la planta noble, el patio de luces de cerámica, las dobles buhardillas nacidas de una secuencia de arcos catenarios y la azotea con chimeneas revestidas de colores. Una explosión de libertad creativa donde no falta, tampoco, el esfuerzo de Gaudí para hacer una casa funcional y moderna.

Park Guell



Si hay una obra de Gaudí en la que la naturaleza y la arquitectura llegan a una identificación plena y sorprendente, esta obra es sin la menor duda el Park Güell de Barcelona. Lo que inicialmente se proyectó como una ciudad-jardín al estilo inglés –de aquí el nombre de Park– en el barrio de Gràcia se convirtió finalmente en el parque público más singular de Barcelona.

El Park Güell fue un intento de crear una urbanización en plena naturaleza en el barrio de Gràcia, un proyecto inmobiliario ambicioso impulsado por Eusebi Güell, mecenas de Gaudí. La propiedad, de terreno irregular, tenía 15 hectáreas y se debían levantar un total de 40 casas unifamiliares. Sólo se construyeron dos, una de las cuales fue ocupada por el propio Gaudí y es actualmente su Casa-Museo. El arquitecto trabajó entre 1900 y 1914 en las obras de acondicionamiento del Park Güell de esta ciudad-jardín, proyectando sus inquietudes urbanísticas con la construcción de caminos, porches y viaductos plenamente integrados en la naturaleza.

La imaginación desbordante tan propia de la obra de Gaudí se hace patente en los diferentes elementos que hoy sorprenden a visitantes de todo el mundo que se acercan a Barcelona. Los pabellones de entrada al recinto, inicialmente destinados a conserjería, acogen actualmente el Centro de Interpretación del Park Güell. La escalinata, con el famosísimo dragón de cerámica de colores, da acceso a la sala hipóstila, un espacio impresionante de 86 columnas que soporta el peso de la gran plaza que hay encima. El banco ondulado que resigue el perímetro de la plaza es obra de Jujol, uno de los colaboradores de Gaudí en la construcción de este parque único, que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.

Pero Barcelona nos es solo arquitectura Gaudi y monumentos, Barcelona es una ciudad abierta y cosmopolita, que alberga todo tipo de de locales de ocio diurno y nocturno donde pasar un buen rato; El Port Olimpic, El Maremagnum, El Tibidabo….A tan solo 14 Km. de la ciudad se encuentra el aeropuerto internaciona de Barcelona-El Prat, que cada año recibe millones de vuelos procedentes de todo el mundo.

Port Olimpic




En Barcelona hay más de 4,5 Km. de playas con todos los servicios necesarios que invitan a disfrutar del mar Mediterráneo durante todo el año.

Barcelona es una ciudad abierta al mar. Las playas de la capital catalana, con sus 4,5 km de longitud, se caracterizan por ser de arenas finas y doradas, anchas y poco profundas. Éstas constituyen uno de los mayores espacios de ocio de los que disponen los ciudadanos y los visitantes de Barcelona. A pocos minutos de cualquier punto de la ciudad gracias a los buenos accesos en transporte público y en bicicleta, y dotadas de todos los equipamientos y servicios necesarios, acogen cada año alrededor de siete millones de personas.

Las playas son un complemento ideal a la oferta cultural de Barcelona para disfrutarlas en cualquier época del año. Desde pasear, pasar una rato en una terraza o un restaurante, disfrutar de la vista y el clima, bañarse, practicar alguna actividad deportiva, ir en bicicleta...